2017/09/16

Shigeharu Nakano - Canto

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CANTO

Tú no cantes
no cantes a las flores de cerezo
ni a las alas de las libélulas
no cantes al murmullo del aire
ni al aroma del cabello de las mujeres.

Niégate
todas las cosas débiles
todas las cosas frágiles
todas las cosas melancólicas.

Rechaza
todas las cosas sentimentales
y canta con franqueza
lo que piensas
lo que llena nuestro estómago.

Canta las cosas que penetran al corazón
canta un canto que aúlle cuando lo destrocen
un canto que brote desde el fondo del agravio.

Estos cantos
cántalos valerosamente con una melodía severa.

Estos cantos
clávalos con martillo en el corazón de la gente.

Shigeharu Nakano [1902-1979]

Hakushu Kitahara - Fatiga

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FATIGA


Ay, beso que vas aumentando en violencia,
melodía carnal...

De esa manera, el rostro de una bestia, pálido, fatigado,
ahora me contempla, fugaz, tan fugazmente,
y del otro lado de la ventana turbia me maldice, vacilando.

Oh, violín enloquecido que rechinas, oh, mis labios.
Un muro de arsénico quema mi cuerpo.
El sol de la tarde rebota en la pared.


Hakushu Kitahara [1885-1942]

2017/09/12

Japón en el campeonato mundial de voleibol femenino Sub-23

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Fecha: 10 al 17 de Septiembre

Sede: Ljubljana, Eslovenia

Formato: 12 equipos divididos en dos grupos, los primeros de cada grupo avanzan a semifinales.

Equipos: Brasil - Bulgaria - Turquía - Japón - Cuba - Kenia.

Resultados [1 ganado, 2 perdidos, cuarto lugar en su grupo]:
                    Japón 2 - 4 Bulgaria
                    Japón 4 - 0 Cuba
                     Brasil 4 - 1 Japón

Próximos partidos:

                    Turquía - Japón [14.Septiembre]

                       Japón - Kenia [15.Septiembre]

2017/09/10

Canto de Nezahualcóyotl

Thai Girl


II.- Exhorta a gozar de los placeres antes que acabe la vida.

De turbación exento,
mientras haya ocasión las dichas goza:
fugitivo el contento
jamás fija su asiento,
ni tampoco el pesar que nos destroza.

Coronado de flores,
galas de la temprana primavera,
a Dios tributa honores:
mas no por esto ignores
que es la gloria de aquí perecedera.

La estación agradable
concédate sin tasa cuanto esperes:
vendrá con paso instable
la edad inexorable,
y en vano llorarás por los placeres.

Cuando el cetro potente
a tu mano arrebate muerte dura,
tu querellosa gente,
tu familia doliente,
las heces beberán de la amargura.

Sólo del hombre justo
la memoria no olvidan las naciones;
su proceder augusto
domeña el odio injusto
y enfrena el huracán de las pasiones.

¿Qué es la vida fugace?
¿Qué son la juventud y la belleza?
Nieve que el sol deshace:
sombra que huye falace
y que corre á su fin con ligereza.

Coge, pues, hoy las flores
que los jardines brindan á tu frente:
antes que triste llores
engaños y dolores,
disfruta los placeres de presente.


Nezahualcóyotl.


2017/06/26

Tokyo Rainbow Pride 2017 parade

The annual Tokyo Rainbow Pride parade took place in the Shibuya district on May 7, 2017, with 5,000 people participating.

A little girl having fun pretending to talk on the telephone

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A little girl having fun pretending to talk on the telephone, Japan, 1958. Historical pics.

Tal vez esto es la muerte - Ernesto de la Peña

TAL VEZ ESTO ES LA MUERTE.

Tal vez esto es la muerte:
aquel hombre tranquilo con los ojos abiertos,
la voz que oíste en un recodo de la tarde,
un latido de angustia ante el dibujo claro de un poema,
las pupilas ausentes en momentos de adiós.

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Tal vez sólo esto cuente:
escuchar en el filo del llanto
cierto mensaje yerto de una linde en prenumbra,
andar entre cadáveres
rozarte el labio presto con la carne del frío,
acariciar las manos que se te van muriendo
mientras un canto en duelo se levante en la noche
en medio de la triste eficacia del aire y entrega un testimonio fortuito de quebranto,
un dato imperceptible,
una esperanza a tientas
una blasfemia frágil
y la demencia ciega ante la estrella.

Porque el estar aquí te va agotando:
tienes los ojos grávidos de sombras
y ausentes de preguntas:
la tarde, tórrida, se iza, idéntica a sí misma:
en la noche resuenan pasos indiferentes
mientras la prostituta se pule la sonrisa
apoyada en un árbol de conos imprecisos
y se cae de las torres el terror de la nada
y el bagazo del pánico.

Asi es la muerte:
una planicie fatigada que se irisa de imágenes
un mar de transparentes etapas de delírio,
un sonido en la yema del alma,
una reunión de hermanos en eterno crepúsculo
una gota en la nada,
un eco sin origen,
una caida a plomo por el borde del aire...

Ernesto de la Peña.

El Enemigo – Efrén Rebolledo

EL ENEMIGO [Fragmento]

Quiso tener un amigo, y fijóse en aquellos de modo de sentir semejante al suyo, como más aptos para labrar con su auxilio esa forma de amistad que había soñado, que conserva y fortalece el afecto como un ánfora los licores generosos; pero no lográndolo, habíase hecho huraño, y dedicádose a analizar el carácter de los que lo rodeaban; sintiendo una satisfacción acre, saboreando algo así como un cruel absintio cada vez que encontraba su observación en el fondo del espíritu sujeto a su estudio, y a través del agua más o menos clara de educación y sociedad, el mismo asiento de rencor, el mismo poso de interés y de egoísmo.

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No podía vivir la vida de los otros; no tenía sus gustos ni sus preocupaciones, y lleno de tristeza en su alma ingénitamente bondadosa, veía su vida estéril, sin un lazo ni un cariño; y en las noches, cuando caminaba pensativo por las calles bajo el frío y la melancolía luminosa del cielo, contemplaba desolado la luna y quién sabe qué corrientes de simpatía y qué extraño parentesco hallaba entre aquel astro triste y solitario, sin árboles, ni agua, ni vida, y su alma sin afectos y sin amor.

Entregábase entonces al estudio, consagrábase al Arte; buscando en los libros la magia que en su derredor no encontraba; viviendo enclaustrado dentro de sí mismo; y poblando su mundo interior con los tesoros de sus sueños y de sus tristezas.

Efrén Rebolledo.

2017/02/17

Coda – Octavio Paz

 

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           Coda

Tal vez amar es aprender
a caminar por este mundo.
Aprender a quedarnos quietos
como el tilo y la encina de la fábula.
Aprender a mirar.
Tu mirada es sembradora.
Plantó un árbol.

                            Yo hablo
porque tú meces los follajes.

                                           Octavio Paz

2017/02/10

Rina Matsuno (Anima eius requiescat in pace) 1998-2017

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Y vi tus ojos, flor de beleño,
raros abismos de luz y sueño;
ojos que dejan al alma inerme,
ojos que dicen: duerme… duerme…
Pupilas hondas y taciturnas,
pupilas vagas y misteriosas,
pupilas negras, cual mariposas
nocturnas.


Bajo las bandas de tus cabellos
tus ojos dicen arcanas rimas
y tus lucientes cejas sobre ellos,
fingen dos alas sobre dos simas…
¡Oh! plegue al cielo que cuando grita
la pena en mi alma dolida e inerme,
tus grandes ojos de zulamita
murmuren: «duerme»…

Amado Nervo

2017/01/10

Zygmunt Bauman - El Terror de la Muerte


Zygmunt Bauman - El Terror de la Muerte.

Zygmunt Bauman en Gramscimanía

Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate


Irreparable... Irremediable... Irreversible... Irrevocable... Sin reversión o remedio posible... El punto sin retorno... El final... Lo definitivo... El fin de todo. Hay un suceso (y sólo uno) al que se pueden atribuir todos esos calificativos sin excepción, un suceso que torna en puramente metafóricas todas las demás aplicaciones de esos mismos conceptos, un suceso que da a éstos su significado primario, prístino, sin adulterar ni diluir. Ese suceso es la muerte,

        La muerte es temible por una cualidad distinta a todas las demás: la cualidad de hacer que todas las demás cualidades ya no sean negociables. Todos los acontecimientos que conocemos o de los que tenemos noticia tienen —salvo la muerte— un pasado y un futuro. Cada suceso —excepto la muerte— tiene escrita con tinta indeleble (y aunque sea con la más pequeña de las letras) la promesa de que la trama de la obra «continuará». La muerte, sin embargo, sólo lleva una inscripción: lasciate ogni speranza (si bien la idea de Dante Alighieri de grabar esa frase final sin apelativos sobre la puerta del Infierno no era realmente legítima, ya que, tras cruzar esa entrada, no dejaron de sucederse nuevas anécdotas... ¡incluso después de haber pasado bajo aquel letrero que ordenaba «abandonar toda esperanza»!). Sólo la muerte significa que nada ocurrirá a partir de entonces, que nada le ocurrirá a usted' es decir, que nada sucederá que usted pueda ver, oír, tocar, oler, disfrutar o lamentar. Por eso la muerte seguirá siempre siendo incomprensible para los vivos. De hecho, cuando se trata de trazar un límite verdaderamente intraspasable para la imaginación humana, la muerte no tiene rival. Lo único que no podemos (ni podremos jamás) visualizar es un mundo que no nos contenga a nosotros mismos visualizándolo.

        Ninguna experiencia humana, por rica que sea, proporciona la más mínima pista de lo que se siente cuando nada más va a suceder y ya no queda nada que hacer. Lo que aprendemos de la vida, día tras día, es exactamente lo contrario; pero la muerte invalida todo lo que hemos aprendido. La muerte es la encarnación de «lo desconocido», y entre todos los demás «desconocidos» es el único que es plena y realmente incognoscible. Sea lo que sea que hayamos hecho para prepararnos para la muerte, ésta siempre nos sorprende desprevenidos. Para empeorar aún más las cosas, convierte la idea misma de «preparación» (la acumulación de conocimientos y habilidades que define la sabiduría de la vida) en algo totalmente inválido y nulo. Todos los demás casos de desesperanza y desventura o de ignorancia e impotencia podrían curarse con el esfuerzo adecuado. Pero no éste.

        El «miedo original», el miedo a la muerte, es un temor innato y endémico que todos los seres humanos compartimos, por lo que parece, con el resto de animales, debido al instinto de supervivencia programado en el transcurso de la evolución en todas las especies animales (o, al menos, en aquellas que sobrevivieron lo suficiente como para dejar rastros registrables de su existencia). Pero sólo nosotros, los seres humanos, conocemos la inexorabilidad de la muerte y nos enfrentamos, por tanto, a la imponente tarea de sobrevivir a la adquisición de tal conciencia, es decir, a la tarea de vivir con (y pese a) la constancia que tenemos del carácter ineludible de la muerte.

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